¿Qué es la pedagogía crítica?
La pedagogía crítica es una orientación de la pedagogía que sostiene que la enseñanza no es un proceso neutral ni descontextualizado y, de hecho, tampoco debería pretender serlo. Esta rama sostiene que la enseñanza debe invitar al pensamiento crítico, a cuestionarse la realidad vivida y lo aprendido en clase, pues los conocimientos impartidos, al fin y al cabo, son seleccionados por personas que no pueden escapar de su contexto sociopolítico, con sus sesgos y sus opiniones.
Además de esto, la pedagogía crítica pretende ir más allá del contexto de clase. Mediante el pensamiento crítico se invita al alumnado a cuestionarse la vida que les ha tocado vivir, y ver hasta qué punto pueden cambiarla por medio de la intervención política y social.
Si bien toma sus orígenes en la Escuela de Frankfurt, las ideas dentro de la pedagogía crítica fueron desarrolladas profundamente por varios filósofos americanos, siendo sus máximos referentes el brasileño Paulo Freire, el canadiense Peter McLaren y el estadounidense Henry Giroux. Estos mismos fueron inspirados en las propuestas filosóficas de Karl Marx, y comparten la importancia de enseñar a los estudiantes a involucrarse en lo que sucede a su alrededor, a no aprender de forma pasiva y no aplicarlo en su ámbito social.
Objetivos de la pedagogía crítica
- Transformar el sistema educativo tradicional.
- Incentivar el cuestionamiento de lo impartido.
- Ser aplicada de forma ética y política.
- Fomentar en el alumnado interrogarse sobre sus acciones sociales.
- Potenciar métodos de enseñanza desde una postura analítica.
- Transformar los valores y las prácticas educativas.
- Propiciar cambios sociales cuestionando los procesos políticos y sociales.
La figura de Paulo Freire
El fundador de la pedagogía crítica, al menos en lo que se refiere a su conceptualización entendida como más definida, es el filósofo y pedagogo brasileño Paulo Freire. Su idea de pedagogía crítica, también denominada como libertadora, es bien contraria a la idea de educación bancaria, que según él era el término más adecuado para referirse a la educación tradicional.
Como hemos comentado, la pedagogía crítica rechaza la idea de que el conocimiento es políticamente neutral, argumentando que la enseñanza, en sí misma, es un acto político, independientemente de si el docente es consciente de ello o no. Los materiales a impartir, la forma en cómo se hacen y los métodos para penalizar el error han sido seleccionados bajo una perspectiva indudablemente política, tanto por los profesores como por los que poseen el poder.
Dentro de ser críticos con la sociedad, tanto en lo ético como en lo político, está el identificar tendencias autoritarias. ¿Hasta qué punto lo que se nos enseña en la escuela nos permite reflexionar? ¿se nos educa para ser siervos/dominadores o de verdad somos libres? Sea como sea el tipo de educación, queda claro que lo que se enseñe no deja de estar politizado, e influye en la sociedad, tanto haciendo que se acepte la realidad como iniciando un cambio.
El aspecto práctico de la pedagogía crítica, tanto defendido por Freire como McLaren y Giroux, está, en primer lugar, definir cómo es el poder y adquirir medidas contra la opresión. Es esta idea la que se entiende como liberadora dentro dentro de la corriente. La transformación social será el producto final de un proceso que tiene su inicio en cuestionar el estado de las cosas, aplicar cambios, evaluar qué se ha conseguido, reflexionar y, otra vez, cuestionar la nueva realidad a la que se ha llegado.